Stephen King dijo una vez que las pesadillas no están sujetas a la lógica, no tiene sentido explicarlas. La explicación es la antítesis de la lírica del miedo. En una historia de terror la víctima no deja de preguntarse: ¿por qué? Sin embargo no hay explicación. No debería haberla. El misterio sin respuesta es el que perdura, el que acabamos recordando.

viernes, 26 de julio de 2013

Microrrelato: El monstruo

Había una vez un gigante, que vivía apartado del reino, en un enorme castillo. Contaban que era huraño y malvado, que se comía a los niños, al menos eso es lo que en la aldea más cercana se decía. Pero la realidad no era tal, se alimentaba de frutos y, si vivía solo, era porque se avergonzaba de su enfermedad.
Una vez se acercaron a su castillo un pastor y su hijo, para venderle lana, porque el hombre había escuchado que tal monstruo tenía tesoros en cantidad.
Mientras el gigante jugaba con el niño, al que previamente el padre había instado a que distrajese, el pastor se adentraba en las salas del castillo, descubriendo un lugar plagado de cofres con oro y diamantes. Así, el pastor asesinó a su propio hijo y al gigante, para luego apropiarse de toda la fortuna.
Salió del castillo contando que había matado a ese temible asesino de niños, que se había cobrado la vida de su pequeño. La gente lo aclamó como un héroe. Desde ese momento vivió una larga vida donde no le faltó de nada, se volvió a casar y tuvo nuevos hijos
.
La moraleja es que los monstruos no son siempre lo que parecen.

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